Personalmente pocas veces he admirado el pensamiento y la actitud electoral del pueblo norteamericano, pues históricamente estos han emitido su derecho cívico del voto, ante espectros ideológicos externos que se contraponen a sus intereses como nación imperialista. Me es grato escribir estas líneas a pocas horas de haberse proclamado presidente electo de los Estados Unidos el Senador Barack Obama por el partido Demócrata, partido el cual había perdido las ultimas dos elecciones presidenciales con candidatos que a mi razón eran poco confiables ante un electorado bastante apasionado y lleno de sentimientos encontrados tras el 11M.
Veamos, la campaña belicista de George Bush encontró afecto en aquellos que susceptibles al fervor patriótico se dejaron llevar por un discurso enfocado en gran medida en combatir el terrorismo internacional, y librar de tiranos a pueblos y naciones enemigas al sueño americano. Resulta que en contrapartida 4 años después surgen nuevos sentimientos encontrados, pero hoy ya no se trata de librar guerras contra personajes creados, ni liberar pueblos de tiranos dotados de riquezas energéticas, ahora el efecto del discurso “apasionado” iba a calar en aquellos que se miraban a si mismos como oprimidos, olvidados y sobre todo engañados. El partido Republicano y Barack Obama (lejos de la idea de negro reivindicado universalmente) constatan la necesidad de crear certidumbre y clima de cambio, de esperanza, de volver a soñar, de sentar las bases para formar un mundo acorde a las exigencias y necesidades que nos demandan estos tiempos de crisis económicas, climáticas, alimenticias y energéticas entre otras. Remembrar el proceso que los llevo a ganar la confianza del pueblo estadounidense, y adjudicarse las elecciones presidenciales como partido político y candidato, seria redundar en palabras, mejor si les parece enmarcare este proceso de victoria con un par de palabras, que se bien que muchos no estarían de acuerdo, quizá pienso yo, por cierto concepto que nos dejo la era pasada, y pues yo sigo con la idea de trasformar el mundo, y lo que esto conlleve implícito cambiar, así sean conceptos acuñados en la vieja era post cristiana, le llamare REVOLUCION ELECTORAL
Matizando la verdadera impresión.
Quiero sentar mis versos en la lógica de los medidos de comunicación que usualmente en campañas electorales trabajan mas para el candidato oficial que para el mismo gobierno como de costumbre, y es que me llama a la reflexión como medios informativos noticiosos en concordancia con la derecha salvadoreña han amanecido temerosos del impacto de la victoria electoral de Obama, frente a un posible gane de la izquierda salvadoreña. A juicio de estos la izquierda con Mauricio Funes pueden adjudicarse la campaña electoral y la victoria de Obama como cruzada programática electoral de cara a los pocos meses que restan de los comicios electorales salvadoreños. Si bien es prudente aclarar que no es posible comparar bajo ninguna “lupa” sesgada la carrera política de ambos candidatos (Obama hasta hace unas horas) y es que sencillamente los salvadoreños con un poco de sensatez y ansiosos de un cambio no lo estamos haciendo, ni nos cabe la idea de hacerlo, ni tampoco nos socava la ansiedad de pretender comparar el partido demócrata de los Estados Unidos con el FMLN, como lo cree que lo estamos haciendo el caballero Joaquín Samayoa. Lo que si estamos dilucidando con mucho afán es la actitud llena de pragmatismo cívico y político del pueblo norteamericano, y es que es sana y sensata la idea de que el pueblo norteamericano le ha apostado al CAMBIO en su máxima expresión, es decir un cambio que ha marcado el precedente para que el pueblo salvadoreño que ha estado sometido al populismo y al discurso demagógico de gobiernos ARENEROS, hagan un espacio para pensar de que se trata la naturaleza misma de la democracia, y de las bondades que de ella se derivan.
ARENA como partido en el gobierno ha estado gobernando aproximadamente 20 años, y cada vez mas han llevado a El Salvador a un ambiente mediocre e ineficiente de idea de país que recetadamente han querido cocinar. Buscar el cambio, creer en el cambio, hacer el cambio, luchar por el cambio, no es precisamente exclusivo de la campaña de Obama, ni mucho menos una leyenda del partido Demócrata de los EEUU sino, sencillamente una realidad latente en pueblos que están cada vez mas educados académicamente y cada vez alejados del capricho heredado del siglo XX. Es preciso afirmar entonces que mas allá de las incoherentes similitudes que los “Republicanos Areneros” están queriendo poner en nuestras esperanzas de cambio, el gane de Obama podría despertar deseos de trasformar para bien nuestro futuro de nación.
Continuara……..
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